Para los descendientes de familias que han conseguido logros empresariales e incluso económicos, parece que la vida se les ofrece con mayores posibilidades y con caminos ya resueltos por predeterminados y muy ayudados en su tránsito; sobre todo, si se tiene un negocio, empresa o grupo empresarial heredable. Si, es cierto que, como dice el saber popular con respecto a la continuidad de las empresas que “padre comerciante, hijo caballero, nieto pordiosero”, es decir, que la primera generación funda el negocio o una empresa, la segunda lo desarrolla y se enriquece por ello y la tercera lo hace fracasar, lo mal vende o acaba haciéndola desaparecer.
Nacer y nutrirse en un caldo de cultivo propicio, no garantiza el éxito al emprendedor; es más, suele, incluso, perjudicarlo, dado que en su entorno nunca será aceptado que lo que pueda conseguir no fuese deudor de la situación inicial. Por ello, es muy recomendable a quienes vayan a tener la responsabilidad de la continuidad, que comiencen por la concepción y el desarrollo de un proyecto propio, de un emprendimiento donde confrontarse con los negocios y donde, sobre todo, sean capaces de hacer algo suyo, demostrar que lo que pudieran hacer a futuro con el legado que se les transmita, se deberá, en su mayor parte, a su propia iniciativa personal y profesional.
Heredar una propiedad, en el caso de los hijos/as de personas que ya hayan llevado a cabo proyectos con éxito profesional, no garantiza ser un emprendedor o empresario reconocidos y exitosos. Comenzar con un proyecto propio, desarrollarlo y que alcance el límite mayor de sus posibilidades, como poco, demuestra la valía que, con posterioridad, resultará decisiva para continuar y agrandar el legado que les toque “en suerte”.
Desde Visualiza The Way estamos muy empeñados en hacer valer las capacidades de los emprendedores con esa “suerte” inicial que puede acabar convirtiéndose en una losa imposible de sobrellevar. Si sientes que tu futuro puede verse condicionado y comprometido por “la buena suerte”, fórmate adecuadamente emprendiendo el camino del emprendimiento con todas las garantías de poder conseguir un futuro del que te sientas, tu, particularmente orgulloso. Nada le deberás a nadie más que a tu propio esfuerzo, buen criterio y capacidades personales y profesionales. Acepta el legado sí, como no, pero con garantías de poder agrandarlo y hacer que tus predecesores se sientan orgullosos de lo que hayas conseguido.